Credo
Creo en las noches de la montaña,
en la negra inmensidad de los cielos
y en las constelaciones eternas
que me contemplan impasibles e indiferentes.
Creo en los vientos y en las marejadas
que escriben la historia de mis litorales,
y en el ocaso de las edades y los tiempos
que se ocultan en los calendarios de piedra
de mis antepasados.
Creo en el sol que aparece todas las mañanas
tras las cortinas de mi habitación
y en la luz que me despierta a tu lado.
Creo en tus ojos y en tu boca,
en el calor de tu cuerpo adormecido,
en el reflejo olivaceo de tu mirada
y en el temblor tibio de tu pecho.
Creo en tus pasos y en tus palabras,
en el sonido de tu respiración
y en las voces eternas de la soledad
que me acompaña.
en la negra inmensidad de los cielos
y en las constelaciones eternas
que me contemplan impasibles e indiferentes.
Creo en los vientos y en las marejadas
que escriben la historia de mis litorales,
y en el ocaso de las edades y los tiempos
que se ocultan en los calendarios de piedra
de mis antepasados.
Creo en el sol que aparece todas las mañanas
tras las cortinas de mi habitación
y en la luz que me despierta a tu lado.
Creo en tus ojos y en tu boca,
en el calor de tu cuerpo adormecido,
en el reflejo olivaceo de tu mirada
y en el temblor tibio de tu pecho.
Creo en tus pasos y en tus palabras,
en el sonido de tu respiración
y en las voces eternas de la soledad
que me acompaña.
Imagen: Tlacuiloco
Etiquetas: Luz de Luna
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